ANTICAPITULO SEGUNDO
Proclamación a la Nación del Pontífice Saúl del Climax Rojo.
Estimados amigos, estimados hermanos. Compañeros nacionales, compañeros
internacionales, compañeros trasnacionales. No estoy seguro que Buenos Aires
valga una Misa. No sé "cuánto es el hombre más que la bestia, si usa su tiempo
para nada mejor que manducar y rolonear." Habiendo dicho esto, qué es el
hombre más que la bestia? Yo no sé.
Ellos dicen que el hombre fue concebido por la cabezota de Dios. Y la familia fue
concebida por la cocorota del hombre.
Danae, mientras duerme enrollada, tan sexualmente abierta, recibe en el árbol de
la vida la lluvia dorada de Júpiter.
Y no es necesario un paragüas para protegerse de esa lluvia. Ni es necesario
correr. Simplemente hay que permanecer inmóvil. Inmóvil y enrollado como
Danae. Porque esa lluvia moja sólo el interior. Penetra recta, baja hacia el doblez,
y el resto cae hacia afuera, líquida y sin ningún valor. Así es como nacen las
familias. Y con el mismo método nacen las sociedades.
Una vez, hace mucho tiempo, mucho antes que naciera Dios, incluso antes del
nacimiento de las civilizaciones del cultivo y el fast-food, cuando el hombre
todavía gruñía y no era consciente de ser una persona (porque no había forma de
hacérselo saber), más o menos allá por la época del Edén,
el hombre
vagabundeaba sin un destino fijo, comía lo que podía, y pasaba el resto del
tiempo rascándose los piojos.
En los días de amor (aproximadamente el decimocuarto día del ciclo de la luna),
por las llanuras y montañas, sin saber un cazzo acerca de las hormonas,
el
hombre se fornicaba todo lo que tenía a la vista en el radio de un kilómetro:
cuantas ovejas se le cruzaran en el camino. También caballos, hombres, mujeres
y niños. El hombre no sabía que estaba pecando, así que disfrutaba como loco
sin culpas ni pesares.
Llevó centenares de miles de años hacerle entender la diferencia. Tuvo que ser
inventado todo tipo de cosas, hasta la mismísima cultura. Y hoy, vemos el
resultado ante nuestros ojos, con todos los problemas producidos por el rechazo
de los orígenes del hombre.